Fotos: Sebastiâo Salgado
El nombre Yawanawa se traduce como ‘El pueblo del jabalí’ porque, como pueblo, siempre están juntos. Cuando cazan y en su vida social. Como una manada. Y esa unión inseparable es lo que les hizo sobrevivir hace apenas medio siglo cuando, tras el contacto con los invasores blancos, apenas quedaban 120 individuos. Ahora, aquellos supervivientes se han multiplicado por diez y se han convertido en una referencia cultural en el renacido movimiento indígena brasileño.
Los 1.200 Yawanawas viven en los márgenes del río Gregorio, uno de los miles de tributarios del río Jurua, a su vez uno de los grandes afluentes del Amazonas. Hablamos siempre del estado de Acre, Brasil, en la frontera con Perú y Bolivia. En la década de los 70 del siglo pasado, en plena dictadura militar, la tribu estaba prácticamente colapsada: alcoholizados, alejados de su identidad, olvidados de su lengua y con sus tradiciones prohibidas.
Uno de los mayores signos de su degradación cultural fue la desaparición del idioma. Los propietarios blancos de las plantaciones de caucho les empleaban en condiciones de esclavitud para evitar que el idioma revelara la existencia de indígenas capaces de reclamar la propiedad de la tierra. Para ello bloquearon sus aldeas con dos puestos policiales que controlaban los accesos y presionaban a los miembros de la tribu para que no lo usaran frente a los no indígenas.
Luego llegaron los misioneros evangélicos cristianos, que impusieron su culto a base de castigos y atacaban los ritos tradicionales indígenas catalogándolos de demoníacos. “Nuestro idioma estaba prohibido, solo los ancianos lo sabían, los niños solo aprendían portugués. Nuestras creencias y tradiciones eran consideradas diabólicas por los misioneros, y muchos de nosotros lo creíamos. Empezamos a vivir como esclavos en el trabajo y en la cultura ”, dice el actual líder de la tribu, Biraci Yawanawá, “cacique Bira”, de 56 años.
El cambio comenzó en la década de 1980.
El cacique explica que cuando vivía en Rio Branco, la capital del estado, fue llamado por los líderes más antiguos para asumir el liderazgo del grupo. Para aceptar, Bira impuso condiciones radicales que acabaron con una especie de revolución cultural.
Los Yawanawas expulsaron a la misión religiosa, restablecieron la enseñanza del idioma tradicional e incentivaron el estudio de los mitos e historias ancestrales por parte del grupo, como una forma de reconectar a las nuevas generaciones con los conocimientos y memorias de los antepasados.
Ahora, medio siglo después de la casi extinción, los Yawanawas han recuperado sus rituales más antiguos –fundamentalmente con el uso de la Ayahuasca (“Huni”) en sus ceremonias–, su idioma ancestral y parte de su vida de siempre. Organizan giras musicales y de medicina tradicional por todo el mundo y se conectan al mundo contemporáneo utilizando teléfonos inteligentes y computadoras a través de una antena wi-fi instalada en el pueblo.
Los Yawanawas combinan como poco grupos étnicos tradición y modernidad.
Para saber más:
Un pequeño film de animación donde se cuenta las historia del origen del uso tradicional de la Ayahuasca por parte de los Yawanawas:
Festival de música Yawanawa:
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